sábado, 21 de diciembre de 2013

Cuando la música me hace el amor.

Qué más da que vaya contra el viento,
o que la tormenta se disponga a retarme esta noche,
o los tuyos labios mismos,
entrecortándose, autoarañándose , desgarrando piel, viento y alma.

Y este camino que turbada recorro,
Marcando el ritmo de mis pulmones,
una buena batería,
una vieja voz amiga que me guía,
y me eleva,
hasta esa sensación indescriptible
que me hace ahogar mis gritos,
que me lleva a rasgar las sábanas,
a morder de nuevo tus labios, y los míos propios,
de arriba a abajo recorre esta piel sedienta
que pide
VEN
una y otra vez más,
luego márchate
y vuelve a desbocarte sobre el precipicio de mis pechos.

Y vuelve,
vuélvete contra mí
y contra mis demonios,
déjame ir tras mis pasos
Y déjate ir a ti mismo,
libera tu espíritu
y dale una calada al mundo
que hoy se deja fumar bien suave.

Qué bueno amigo,
bien que ahora mientes y te dejas engañar un rato,
pues niegas este perfume barato, que un día te hizo llorar.

Lo llamamos reto por ponerle un nombre,
lo citamos en tu cama por poner un lugar,
pero ni nombre tuvo nunca  esto,
ni cama alguna nos sació al jugar.

Cuando la música se esmera en hacerme el amor,
tú sin embargo,
terminas declarándome la guerra.

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