martes, 25 de octubre de 2011

Mi felicidad se resume en tu existencia.


Se me ocurre que tú y yo pudimos estar en algún momento predestinados a conocernos. Por cualquier cosa o casualidad la vida lo quiso así.

No importa las vueltas que tuviéramos que dar para encontrarnos, los intensos veranos que nos perdimos juntos. Los besos que no dimos y las sonrisas que no atrapamos.. Mereció la pena la espera.
Y cuando llegó el momento, cuando me topé contigo, una marea de inquietudes y deseos llegaron me golpearon.
Tú no podías estar de paso por mi vida. No podía consentirlo.

El delirio nos atrapó y disfrutamos de él hasta la última gota. ¿Qué más dará lo que digan? La poca cordura que guardamos se desgastó y pasaron a ser caricias.

No quise ni quiero crecer a tu lado. Abrazarse a ti , si lo piensas, en parte es como aferrarse a un libro de cuentos. Un montón de fantasía, un puñado de sueños que quedan por cumplirse. Me quedo embelesada en tus palabras, en tu boca, en tus ojos, en tu cara pillo y de niño pequeño.

Como un bebé que intenta dormirse con un montón de estrellas brillantes en el cielo, girando, sin rumbo. Como una nana que te apaga los párpados. Como observar el vuelo de una mariposa a cámara lenta. Como hacer sombras chinescas con las manos. Como tocar el xilófono o escuchar el sonido de los zapatos de claqué. Como una bolsa de caramelos de los de antes, de esos gordos y de colores vivos, de los que tardaban en gastarse.

¿Te das cuenta? Me siento como en una pompa de jabón con el olor de los baños de espuma de cuando tenía 3 años. ¿Donde estaba el miedo en esa época?¿El odio? ¿La angustia? Eran totalmente inexistentes. ¿Te das cuenta de que conviertes mi vida en pura magia? ¿En una travesura? ¿Una inocente carcajada tal vez? Los dedos se me enredan en una telaraña de polvo de hadas. ¿Y qué veo? Veo que no vuelo, estar a tu lado ya es vivir en una nube.

Quisiera llorar de verdadera felicidad, quisiera agazaparme en tu cama en este otoño y que me quites este frío inmenso, que entre tus brazos sabe más dulce.

Quisiera decirte que esta soy yo, en todo mi ser, en estado puro. Quiero que sepas que ahora vuelvo a ser la niña risueña que siempre fui y que a tu lado seré.



Tú me has enseñado el verdadero significado de la palabra felicidad.

viernes, 14 de octubre de 2011

Viuda Negra.





Cada una de las letras que formaba su nombre fueron grabadas en mi pecho con gotas de cera caliente, como si de ganado se tratase, dejó en mi su etiqueta.

Me dio de beber el licor de sus labios y quebró en mi cualquier signo de pureza. Vació mi alma y la convirtió en puras cenizas. Se la llevó el viento.

Y tras sesiones de hipnotismo en su retina me inculcó con ellos, sus ojos de cuervo, la maldad de los siete pecados capitales.

Me besó por última vez, dejando de rozar ya su sonrisa macabra mi cuerpo, dejándome inacabadamente suya.

Me tiró pues, rebanada en el suelo quedé, mil y una cicatrices quedaron de muestra en cada uno de mis recovecos.

Practicó conmigo en sueños más de un rito satánico, yo era la presa joven que ofrecerle a Satanás y entre carcajadas me arrancaba la piel a tiras.

Yo ya no podía ofrecerle nada, era un trasto inútil. Una muñeca achuchable sin brazos. Nada. Un proyecto de amor vicioso fallido.

Se fue. Yo sin ella no encontraba sentido al puzzle de mi vida. los dados estaban trucados para que yo siempre acabara perdiendo la partida. No había salida. Había cerrado todas las puertas y se había tragado la llave, se pudrió dentro de su estómago.

¿Qué podía hacer yo?

¿Seguir descongelando el silencio con mis gritos de rabia?

Pasé a ser la Viuda Negra, la que lloraba su ausencia a base de lágrimas de absenta.

domingo, 9 de octubre de 2011

Soy más de lo que ves.




Soy ámbar.
Soy libre y flexible como agua.
Soy fuego si me tocas.
Soy humo si haces que me mezcle conmigo misma, con mis dos personalidades.
Soy risa y carantoña.

Soy cielo y soy nube.
Soy sábanas húmedas.
Soy la caricia que desgarra.

Soy beso y mordedura.
Quiéreme con locura.
Como yo lo hice,
como yo lo hago,
como yo lo siento.

Siénteme muy dentro.

Y llora.
Ríe.
Grita si me necesitas.
Porque aquí estoy y porque aquí estaré.

Bajo el barro.
Húmeda de lágrimas.
Soy... charco.
Sucio.
Y sin vida.

Lámeme, con L o sin ella...
Hoy mi cuerpo es suyo,
se lo expongo a la carta.

sábado, 8 de octubre de 2011

El camino del retroceso.





Fuimos.
Fuimos minúsculos granos de eufória en este mar de estrellas perladas.
Fuimos.
Fuimos esa brisa que se escapa entre los pasajeros del tren, la que se colaba por las rendijas de las
ventanillas sin permiso.
Fuimos polvo. Nos esfumamos sin decir adiós.

Fuimos amaneceres,atardeceres y lunas menguantes.
Nos hicimos pequeños. Nos encogimos y desaparecimos, dentro de nosotros mismos.

Rascamos las paredes de nuestra habitación. Nos tragamos el color de las cosas.
Te fumaste mis besos, me bebí tus mentiras.
Pasó el tiempo y todo seguía igual, en el mismo sitio, de la misma forma en que lo colocaste la última vez.

El miedo caló en mi pecho y se hizo okupa de él.
Cada una de las paredes de mi cuarto me miraban permamentemente, obstruyendo cada uno de los huecos de mi cerebro
que aún tenían fuerzas para pensar. Mis párpados dieron todo de sí, mi mente decía NO.
Luna menguante, luna creciente, luna llena, daba igual. Había algo en esa habitación que no me dejaba dormir.
Llámalo tu perfume, llámalo tu esencia.

Tu respiración seguía atrapada entre mis sábanas y las hacía palpitar.
Poco a poco se fueron descoloriendo, desgastando, al igual que mi vida.

Las margaritas de mi jardín se marchitaron, dandole a mis pies descalzos un tono más triste y solitario.

La vida parecía simple y calculada.
Pasaron inviernos, veranos, otoños y primaveras.
Daba igual.
Todo seguía allí, incrustado.
Como una rosa que guardamos en un libro para no perder su olor.

A veces me pregunto, ¿como se guarda la esencia de un beso?
Podríamos plasmarlo en el papel con cualquier pintalabios barato, pero quedaría vacío, hueco.
¿Como plasmar cada uno de los estímulos que creó en ese momento sobre nosotros?
¿Cómo se guardan las caricias? El recuerdo no sabe a nada. ¿A qué velocidad exactamente se erizó mi piel en cada una de ellas?

¿Podríamos calcular eso?
Me siento en un mundo paralelo, enfrascada en tu sonrisa y ahogandome en este mar que han formado mis lágrimas.

¿Cuál es el secreto del retroceso? ¿Podríamos ir de alguna forma atrás en el tiempo?

Volver a perderme entre tus sábanas, volver a alborotarte el pelo.
Volver al mar, volver tras esas huellas que plasmamos en la orilla y que después se llevo el agua.
Volver a sentir ese escalofrío, volver a cruzar los dedos para verte un día más.
Volver y retroceder hasta ese beso.
Volver a surcar con mi dedo los charcos en tus clavículas.
Y no crecer, y no sufrir.
Volver a soñar con tu boca.
Volver a preguntarme si cada uno de mis sueños se harán realidad a tú lado.
Y no más decepciones, y no más lágrimas.
Salir de este frasco que me ahoga en penas.
Y volver. Volver a sonreír.