sábado, 26 de noviembre de 2011

Desmotivación continua.




Odio que las palabras me lleguen como brisa marina mientras me dicho y que no pueda atraparlas, que el vapor de agua las nuble.

Y es que hoy tengo mucho que decir. Mucho, demasiado.

Soy un gato con el lomo erizado. De miedo, de frío, de angustia.
Miedo, frío y angustia que se están apoderando de mi. Que me están atrapando, que están expandiendo cual virus, que se aferran a mis alvéolos y no me dejan respirar.

El ave ronca que habita dentro de mi, despierta y vuelve a graznar. Se asfixia, quiere gritar pidiendo auxilio y no puede.
Pide un cambio, una metamorfosis: Nadie lo escucha.
Como antídoto al menos, pide como segunda opción una mano amiga.... ...ninguna parece ser la adecuada.

Ya no puede más, se muere. De pena. De frío, los plumas se le caen a puñados, en cada respiración quebrantada.

Quiere ser luciérnaga, quiere ser algodón, quiere ser mariposa, canción, princesa, beso y caricia.
No puede. Y quiere.

Reúne sus últimas fuerzas, las convierte en odio y me picotea los intestinos. Se da cabezazos contra mi corazón. Se come mis sesos, los vomita y se los vuelve a comer. Nada más. Ese es su débil ciclo. Llora. Se muere. Muere. Sigue muriendo. Continua. Eternamente.

Cae por un precipicio que no tiene final. La angustia le atrapa. El terror al golpe. Duerme. Gime. Vuelve a morir.

No pretendo escribir cosas bonitas. Soy yo. Yo y mi circunstancia.
Sin mentiras. Sin orgullos ni falsedades. Sin carcajadas sucias. Sin aparentar lo que no soy. Esta es mi otra cara. Quizás la verdadera.

Pobre niña hipócrita e inconformista. Tal vez enfermiza.
Solo quería ser luciérnaga, algodón, mariposa, canción, princesa, beso y caricia.

Te contaré un secreto: No estoy bien. No lo estoy desde hace mucho.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Tu embrujo. SU embrujo.













No puedo creerlo.
¿Cómo....? ¿Cómo lo has hecho?
Es decir, me refiero a... no sé.
Estoy totalmente desconcertada.
De alguna forma, en algún momento, con algún gesto o movimiento delicado... no sé, es como si hubieras conseguido embrujarme.

¿Cómo has conseguido que este travieso colibrí, este curioso gato callejero, esta luciérnaga nocturna y revoloteante se quede ensimismada frente a tu rostro?

Ni un minuto más, ni un minuto menos. Mi reloj se queda literalmente de piedra si mi piel entra en contacto con la tuya. ¿Cómo? ¿¡Cómo lo haces....!?

¿Cual es tu secreto? ¿Está a caso esa pócima mezclada en tu saliva? ¿Me das tu dosis en cada beso? ¿ A caso son tus ojos los que contienen ese brillo tan especial que me eclipsa?

No duermo, no vivo, noche y día en qué demonios hace para conseguir esto. ¿Que macabro plan, perfectamente trazado es el que ha conseguido hacerme suya las veinticuatro horas del día (o las 25 si las hubiera) y cada uno de ellos de mi vida desde que le conocí?

¿Cómo se ha apoderado de mi mente, de cada uno de mis pensamientos, de mis actos reflejos...? ¿Cómo se ha colado en todas mis ilusiones, mis planes futuros, mis más ansiados sueños.....?

¡Son tantas las preguntas que me hago a su lado...! Diariamente me pregunto el por qué de esta melancolía continua que teme que en algún momento tenga que separarme de su lado.

Estoy presa.
Completamente.
Del todo.
Cuerpo, alma.
Toda yo.
Me eclipsa.
Este es su embrujo.
Un embrujo que me está resultando delicioso.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Un whisky con hielo, un par de cerezas.

- Ámame. - le suplicó desesperado - Solo una maldita noche más, lejos de esta desterrada ciudad, más allá de los desiertos arábicos y las costas del pacífico, más bien hacia la quinta constelación, tras la estela galáctica y bajo las oscuras sábanas de la noche. Vamos, solo una más. Por favor. Solo una.

Ella le miró por encima del hombro desnudo, encerró sus ojos por un momento entre sus espesas pestañas y paró su mente en seco tan solo un segundo.
Pensó en todo lo que aquel caballero le había jurado y perjurado, desde recorrer el mundo de punta a punta, pasando por las recámaras más lujosas y exquisitas o los suculentos manjares que este quería ofrecerle. Por no hablar de las joyas más caras o las sedas más finas. Aquel hombre verdaderamente le estaba poniendo el universo entero a sus pies. Pero ella no podía acceder. No servía para eso. Tantos años en el oficio le habían hecho olvidar como se amaba con aquél órgano suyo tallado en mármol.
Volvió la mente a la habitación de nuevo y se dispuso a hablar, pero retrocedió. Procedió a tomar el aire de su último cigarrillo y renegó de nuevo con la cabeza.

- Ya le he dicho que no puedo. ¿A caso cree que usted es el primer ricachón bohemio que no sabe que hacer con su dinero? ¿No ve que es absurdo intentar seducir a una prostituta, querido? De eso ya nos encargamos nosotras.- apagó la colilla y comenzó a abrocharse el corsé - Son muchos los idiotas que se han arrastrado rogándome amor, ¿sabe? Una, con los años olvida como se ama, es inútil, innecesario y poco productivo. Además, ¿quién se para ahora a enamorarse como un necio por la ciudad de París en los tiempos que corren? Eso está pasado de moda. Yo estoy entrenada para ofrecer placer y que se me pague por ello, nada más -hizo el último lazo en el cordón de cuero y le miró directamente a los ojos- Con un fajo de billetes en la mano cualquier hombre podrá tenerme, pero ninguno poseerme. Nunca.

Le miró, ningún rostro le había producido tanto dolor, tanta angustia y tanto sentimiento de culpabilidad. ¡JA! ¿Culpabilidad ella? ¡Cómo podía ocurrirle eso después de una vida entregada al pecado? Era totalmente irónico. No, no podía consentirlo, por más que la cara de aquel hombre se estuviera quebrando de tristeza y por más que a ella misma le estuviera quebrando el alma por una milésima de segundo.

Cogió un par de cerezas que degustó con gran apetito, le miró con picardía y le mostró en su lengua el rabillo de estas anudado. Le dejó la muestra sobre el pañuelo, tomó el dinero de la mesilla y tirándole un beso al aire mientras le guiñaba un ojo se marchó. Nada más. Su cama impregnada en su perfume, su camisa bañada en besos de carmín barato y la prueba infalible de que dominaba el arte del beso a la perfección. Quién mejor que él iba a saberlo.

SUS besos.




Inspirado en Moulin Rouge.