jueves, 11 de octubre de 2012

Despegar.

Me gustaría que este texto fuera leído con la canción que me inspiró (está en la lista del blog también)





Tuvo miedo el avión a despegar sus alas, 
al igual que el héroe en su primer vuelo.
Miedo a estamparse en un sueño
lleno de mentiras. 
De prejuicios y de sonrisas que nunca llegaron a expresar ningún sentimiento positivo.

Al héroe le gustaba el cielo, 
daba igual que lloviera,
que no hubiera nubes
y que el sol le cegara.
No importaba si la noche,
en su tremenda oscuridad
conseguía tragarle.

Quería volar para acunarse en la luna, 
quería sentir el abrazo de la brisa nocturna, 
quería escuchar la nana de los grillos.
Le perdió el gusto a contar ovejas 
y comenzó a hacerlo con las estrellas.

Soñó con llegar hasta la más hermosa
y atarle un lazo hasta su ventana,
para que iluminara sus noches
y despejara cualquier clase de pesadillas.

Tuvo miedo el héroe primerizo a echar a volar,
al igual que tuvo miedo de necesitarla.

Tuvo miedo de que acabaran sus días
y no pudiera amanecer frente a sus ojos grises.

Tuvo miedo de musitar palabra incorrecta.

De no hacer lo que su corazón le dictaba.

Vagó entre las calles, 
llenas de palabras inconexas, 
lejos de expresar la misión que en su pecho palpitaba.

Nadó entre las montañas de cartas de su habitación
 que nunca tuvieron destinatario.

Gritó en silencio
en la última colina
mucho más allá de cualquier horizonte, 
o atardecer.

Fueron gritos de impotencia, 
de querer ser y no saber cómo,
ni cuando,
ni donde sería el momento adecuado para conocerla,
de miedo a saber la verdad.

Una verdad que quizás le dictara
que nunca existieron aquellos ojos grises
y que nunca formarían parte de su vida.

Miedo de no saber encontrarle las cosquillas al azar
para que le revelara el paradero de aquella sonrisa.

Miedo a que el propio azar le fallara,
y, si fuera así, miedo a que dicha sonrisa
ya tuviera dueño.

Miedo de perder ese tren
 que nunca tuvo horarios, 
ni paradas.

Y sobre todo, 
nunca tuvo destino.

Aún así, 
con destino o sin él,

      el miedo nunca se hizo para los héroes.