sábado, 16 de abril de 2011

Sola y derrotada.


Que en tu alma quede grabado mi nombre, y vaya rompiendote muy lento, poquito a poco, para que veas como me pesa a mi el tuyo,
como una gran roca congelada con la que carga mi pobre corazón.

Tus garras quedaron selladas en mi espalda, mis costillas quedaron desechas y aquí sigo, desangrandome por dentro, a cada instante,
cada gota de sangre que cae es por todo el odio que tu silencio desprende.
Mis lágrimas yacen muertas, congeladamente pesadas, tanto, que han formado estalactitas en mis pestañas.

Que tus labios te los cure otra con besos, que yo ya me sacié de lo que más deseaba en este mundo, pequeños bocados que me supieron a cielo, pequeños bocados que te robe en sueños.

Que cure tus llagas con su saliva y que te duela, que te escueza y te desgarre muy dentro, que te acuerdes de mi y desees con todas
tus fuerzas que las propias heridas que yo te hice sean las mismas que yo te cure y no ella, sintética y plastificada.

Siente mi odio dentro de tu pecho y piensa lo que me duele a mi esto, la mayor de las cargas, amor y odio en uno, la mezcla perfecta para
acabar con esta pobre diabla, esta condenada que tanto te desea.



"Bittersweet, I want you and I need you..."
Only you.




"Qué mi dolor te pese, muy dentro, hasta la última vértebra.

No hay comentarios: