sábado, 16 de abril de 2011

Nada.



Me llaman Jackie y soy una chica más.

Nací del viento y a contramarea para formar nuevos sonidos a traves de él, haciendo surcos en el aire.
Tengo en los pulmones una armónica rota que llora al respirar en las noches tristes.
Mis ojos se esconden en el reflejo de el agua y aprendieron a expresar simple y llanamente silencio.
Solo eso, nada más.
Tengo un corazón claustrofóbico que quiere salirme del pecho cada vez que se enamora y me rasga la piel en cada bombardeo.
Soy de sentimientos turbios, de palabras sinceras y de lágrimas duras.
Soy difícil y cabezota, aunque, no me gustan las peleas, las malas lenguas y las miradas asesinas.

Mi saliva parla en un idioma asquerosamente sarcástico.
Probablemente acabarás odiandome, hartandote de mi, incluso podrás a llegar a desearme la muerte.

Yo en cambio, puedo hacerte desear la tuya, una muerte en el acto, dolorosa, intermitente tal vez, momentánea o ilimitada.
Puedo hacerte enloquecer de manera sublime.
Puedo hacerte sentir lo que pocos hicieron.
Puedo ponerte la piel de gallina en décimas de segundo.

La palabra amar se me queda pequeña para explicar la maquinaria de mi corazón.
Va atada a palabras sueltas, a cosquillas en mi espalda y una especie de miradas punzantes le empuja para que sobreviva a duras penas
a un nuevo reto, al viejo placer de volver a amar.

Lloraré su silencio y reiré sus dichas, más nací para esto y en esto me especialicé.
No encuentro sentido a lo que me rodea si no es con un fin productivo.
Puedo pasarme noches completas llorando sin sentido y luego reir mi desgracia hasta creer que estoy muerta.

Puedo decirte esto con una mirada o puedo hacer que lo sientas en un beso eterno.
Puedo hacer que tu vida gire entorno a un mar vibrante de colores y sensaciones.

Tu, yo y nada más.

Mientras tanto, pequeña y confusa, sigo buscando alguien que merezca la verdadera esencia de este silencio muerto,
la existencia en mi ser y la mirada enamorada de estos ojos tristes.

No piden más que amor, solo amor, del bueno, no del barato.

El tiempo rie, pestañea y se agota, al igual que nacemos nos reproducimos y morimos tal y como el mundo nos hizo.

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